Todo comenzó exactamente hace sesenta años, el 1 de marzo de 1965. La NASA desarrollaba el programa espacial estadounidense y para ello necesitaba un reloj que los astronautas pudieran utilizar en sus futuras misiones espaciales tripuladas. Tenía que ser un modelo fiable, preciso, fácil de usar y en el que se pudiera leer la hora correctamente. Conseguir un reloj que cumpliera todos los requisitos necesarios se volvió un objetivo prioritario para la NASA, que se encontraba en plena carrera espacial.
La NASA es una agencia gubernamental y, como tal, se vio obligada a publicar una licitación formal para solicitar propuestas a los fabricantes de relojes. La agencia espacial estadounidense exigió que los modelos propuestos ya estuvieran en circulación.
OMEGA presentó a la licitación su reloj Speedmaster (ST105.003, del año 1964), Longines participó con un Wittnauer 235T y ….X lo hizo con su modelo 6283. La NASA sometió estos cronógrafos a 11 pruebas sucesivas, siguiendo rigurosos criterios especialmente diseñados para la ocasión. De los tres relojes que se probaron, solo uno consiguió la prestigiosa certificación de vuelo para todas las misiones espaciales tripuladas y actividades extravehiculares de la NASA el 1 de marzo de 1965: el OMEGA Speedmaster. El nuevo MOONSWATCH 1965 rinde homenaje a este reloj único y a la certificación de vuelo que le otorgó la NASA hace seis décadas.